domingo, 2 de julio de 2017

‘Hagámonos imitadores de Dios’ en el uso del poder


“NO HAY poder que no encierre una trampa sutil.” Esta frase de una poetisa del siglo XIX alude a un peligro insidioso: el abuso del poder, lazo en el que, por desgracia, caen con facilidad las personas imperfectas. En el transcurso de la historia, “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9). En efecto, el ejercicio despiadado de la autoridad ha ocasionado incontables sufrimientos a los seres humanos.
2 Ahora bien, ¿no es extraordinario que Jehová Dios posea poder infinito y nunca abuse de él? Como hemos visto en los capítulos anteriores, siempre lo utiliza —en cualquiera de sus facetas: creadora, destructora, protectora o restauradora— en armonía con sus amorosos propósitos. Cuando meditamos en cómo lo ejerce, nos sentimos impulsados a acercarnos a él, lo que a su vez nos mueve a ‘hacernos imitadores’ suyos en el uso que damos al poder (Efesios 5:1). Pero ¿qué poder tenemos los débiles seres humanos?
3 Recordemos que el hombre fue creado “a la imagen [y semejanza] de Dios” (Génesis 1:26, 27). Por consiguiente, también tiene poder, aunque sea limitado. Este incluye la capacidad de realizar tareas o trabajar; el control o la autoridad sobre otras personas; la influencia en el prójimo, especialmente en los seres queridos; la fuerza física, y los bienes materiales. El salmista dijo a Jehová: “Contigo está la fuente de la vida” (Salmo 36:9). De modo que él es, directa o indirectamente, la fuente de todo poder legítimo que tengamos, por lo que debemos usarlo de manera que le agrade. ¿Cómo es posible lograrlo?
El amor es la clave
4 La clave para hacer buen uso del poder es el amor, como bien lo indica el ejemplo del Altísimo. Recordemos el análisis del capítulo 1 sobre sus atributos cardinales: poder, justicia, sabiduría y amor. ¿Cuál de los cuatro predomina? El último, pues según dice 1 Juan 4:8, “Dios es amor”. Efectivamente, esta cualidad es la misma esencia de Jehová e influye en todas sus acciones. Por lo tanto, toda expresión de su poder tiene por motivo el amor y persigue como fin último el bien de quienes le tienen cariño.
5 El amor también nos ayudará a nosotros a dar buen uso al poder. Después de todo, la Biblia nos enseña que el amor es “bondadoso” y “no busca sus propios intereses” (1 Corintios 13:4, 5). Por consiguiente, no nos permite actuar de forma brusca o cruel con aquellos sobre quienes tenemos cierta autoridad, sino que, más bien, nos impulsa a tratarlos con dignidad, anteponiendo sus necesidades y sentimientos a los nuestros (Filipenses 2:3, 4).
6 El amor está ligado a otra virtud que nos permite evitar el abuso del poder: el temor piadoso. ¿De qué valor es este? “En el temor de Jehová uno se aparta de lo malo”, dice Proverbios 16:6, y un vicio del que debemos apartarnos es, sin duda, el abuso del poder. El temor de Dios nos impide maltratar a quienes están bajo nuestra autoridad. ¿Por qué? Entre otras razones, debido a que somos conscientes de que rendiremos cuentas ante el Creador por el trato que les demos (Nehemías 5:1-7, 15). Pero dicho temor implica algo más. Los términos originales que se traducen por “temor” suelen referirse a profunda reverencia y respeto a Jehová. La Biblia lo relaciona con el amor que le tenemos (Deuteronomio 10:12, 13). Este sentimiento reverente incluye un saludable miedo a desagradarle, no tanto porque nos asusten las consecuencias, sino porque lo amamos de corazón.
7 Para ilustrarlo, pensemos en la relación sana que existe entre un niño y su padre. El pequeño comprende que su papá lo quiere y se interesa por él, pero también conoce lo que espera de él y que lo corregirá si se porta mal. Pese a ello, no vive atemorizado por su progenitor, sino que lo quiere mucho y anhela complacerlo con su conducta. Otro tanto ocurre con el temor a Jehová, nuestro Padre celestial. Como lo amamos, nos da miedo que nuestras acciones le hagan sentirse “herido en el corazón” (Génesis 6:6). Queremos regocijarlo, y por eso debemos dar buen uso a nuestro poder (Proverbios 27:11). Examinemos con más detenimiento cómo lograrlo.
En el seno familiar
8 Pensemos primero en el círculo familiar. “El esposo es cabeza de su esposa”, indica Efesios 5:23. ¿Cómo deben ejercer los hombres casados la autoridad que les otorga Dios? La Biblia los insta a morar con sus cónyuges “de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil” (1 Pedro 3:7). El sustantivo griego traducido por “honra” significa “precio, valor, [...] respeto”. Esta palabra, en sus diversos casos, se vierte a veces “dádivas” y “precioso” (Hechos 28:10; 1 Pedro 2:7). El hombre que honra a su esposa nunca la somete a agresiones físicas ni a trato humillante o despectivo que la haga sentir inútil. Por el contrario, reconoce su valor, la trata con respeto y demuestra por sus palabras y acciones, tanto públicas como privadas, que la considera valiosa (Proverbios 31:28). De esta forma, no solo se gana su cariño y respeto, sino algo más importante: la aprobación divina.
9 La esposa también tiene cierto poder en la familia. La Biblia habla de mujeres devotas que, aun acatando la debida jefatura, tomaron la iniciativa para ejercer una buena influencia en el esposo y ayudarle a evitar errores de juicio (Génesis 21:9-12; 27:46–28:2). La mujer tal vez sea más sagaz que su marido o tenga algunas aptitudes de las que él carezca. Con todo, debe demostrarle “profundo respeto” y “estar en sujeción” a él “como al Señor” (Efesios 5:22, 33). Si se plantea estos requisitos como una forma de agradar a Jehová, se le hará más fácil emplear sus dotes para apoyar a su esposo, en vez de rebajarlo o intentar dominarlo. Será “verdaderamente sabia” si coopera con él para edificar a la familia. Así mantendrá la paz con Dios (Proverbios 14:1).
10 El padre y la madre han recibido asimismo autoridad de Dios. La Biblia contiene esta exhortación: “Padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). En las Escrituras, “la disciplina” puede significar “educación”, “formación” e “instrucción”, algo muy necesario para los hijos, dado que se desarrollan mejor con orientaciones, pautas y límites claros. La Biblia relaciona esta disciplina, o instrucción, con el amor (Proverbios 13:24). Por tanto, “la vara de la disciplina” nunca justifica el maltrato emocional ni físico (Proverbios 22:15; 29:15). Quienes corrigen a sus hijos con inflexibilidad, dureza y desamor abusan de su potestad y quizás los desalienten (Colosenses 3:21). Pero si lo hacen con equilibrio, demuestran amor e interés por su formación personal.
11 ¿Cómo dan buen uso al poder los hijos? “La hermosura de los jóvenes es su poder”, dice Proverbios 20:29. Sin duda, el mejor modo de emplear sus energías es servir al “Magnífico Creador” (Eclesiastés 12:1). Hacen bien en recordar que sus actos influyen en los sentimientos de sus progenitores (Proverbios 23:24, 25). Así pues, cuando obedecen a sus padres cristianos y obran con rectitud, les alegran el corazón (Efesios 6:1). Además, dicho proceder es “muy agradable en el Señor” (Colosenses 3:20).
En la congregación
12 Jehová ha puesto al frente de la congregación cristiana a los superintendentes, o ancianos (Hebreos 13:17). Estos hermanos capaces deben usar la autoridad que él les ha concedido con el objetivo de prestar la ayuda precisa al rebaño y fomentar su bienestar. ¿Justifica su posición que se enseñoreen sobre sus hermanos en la fe? De ningún modo, ya que deben ver sus funciones con equilibrio y humildad (1 Pedro 5:2, 3). La Biblia los exhorta a “pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo”, lo cual constituye una importante razón para tratar a todo el rebaño con ternura (Hechos 20:28).
13 Para ilustrarlo: si un amigo íntimo nos confiara un objeto muy apreciado, por el que sabemos que ha pagado mucho, ¿no lo trataríamos con delicadeza, sí, con mimo? De igual modo, a los ancianos Dios les ha encomendado el cuidado de una posesión muy estimada: las “ovejas” o miembros de la congregación (Juan 21:16, 17). Jehová siente tanto cariño por ellas, que las adquirió con la sangre preciosa de su Hijo Unigénito, Jesucristo. ¡Imposible pagar un precio más elevado! Los superintendentes humildes tienen muy presente este hecho en el trato que dan al rebaño.
“El poder de la lengua”
14 “Muerte y vida están en el poder de la lengua”, dice la Biblia (Proverbios 18:21). En efecto, la lengua puede hacer mucho daño. ¿A quién no lo ha herido un comentario irreflexivo o hasta despectivo? Pero este órgano también posee virtudes sanadoras. “La lengua de los sabios es una curación”, dice Proverbios 12:18. Así es, las palabras alentadoras son para el corazón como un relajante bálsamo. Veamos algunos ejemplos.
15 “A los deprimidos animadlos” (1 Tesalonicenses 5:14, Biblia del Peregrino). Efectivamente, hasta algunos siervos fieles de Jehová luchan a veces con la depresión. ¿Cómo ayudarlos? Podemos elogiar con sinceridad alguna de sus cualidades para que comprendan lo valiosos que son para Jehová. Además, es conveniente enseñarles pasajes bíblicos alentadores que muestren el profundo amor e interés del Creador por los “quebrantados de corazón” y “aplastados en espíritu” (Salmo 34:18). Al valernos del poder de la lengua para confortar, imitamos a nuestro compasivo Dios, “que consuela a los deprimidos” (2 Corintios 7:6, La Biblia de las Américas).
16 También utilizamos el poder de la lengua para dar a otras personas el ánimo que tanto precisan. ¿Ha sufrido la muerte de un ser querido algún hermano en la fe? Brindémosle consuelo con palabras de condolencia que manifiesten nuestro interés y preocupación. ¿Siente un hermano de edad avanzada que no lo necesitan? Garanticémosle con nuestros comentarios considerados que lo valoramos y apreciamos. ¿Hay algún enfermo crónico? Démosle estímulo con palabras amables, sea por teléfono o en persona. ¡Cuánto debe de complacer al Creador que utilicemos la facultad del habla para expresar todo lo que resulte “bueno para [la] edificación”! (Efesios 4:29.)
17 No hay manera más importante de emplear el poder de la lengua que proclamando las buenas nuevas del Reino de Dios. “No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu mano hacerlo”, señala Proverbios 3:27. Tenemos el deber de llevar al prójimo el urgente mensaje de salvación que con tanta generosidad nos ha dado Jehová; guardárnoslo sería una muestra de egoísmo (1 Corintios 9:16, 22). Ahora bien, ¿a qué grado espera él que realicemos esta obra?
Servir a Jehová con ‘todas las fuerzas’
18 El amor a Jehová nos mueve a participar de lleno en el ministerio cristiano. ¿Qué espera él de nosotros en este particular? Algo que todos podemos dar, independientemente de nuestras circunstancias: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres” (Colosenses 3:23). Al enunciar el mayor mandamiento, Jesús dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Sí, Jehová nos pide que lo amemos y sirvamos con toda el alma.
19 ¿Qué implica servir a Dios con toda el alma? El alma se refiere al entero ser, con la plenitud de aptitudes físicas y mentales. Dado que abarca el corazón, la mente y las fuerzas, ¿por qué se mencionan estos por separado en Marcos 12:30? Ilustrémoslo. En tiempos bíblicos, un hombre podía venderse a sí mismo (su alma) como esclavo. Pero quizás no sirviera al amo con todo su corazón, ni buscara los intereses de él con toda su potencia física e intelectual (Colosenses 3:22). Al parecer, Jesús mencionó estas facultades con el objeto de subrayar que no debemos retener nada al prestar servicio a Jehová. Cuando lo hacemos con toda el alma, usamos nuestras fuerzas y energías al máximo de nuestra capacidad.
20 ¿Conlleva servir con toda el alma que todos dediquemos al ministerio la misma cantidad de tiempo y energías? No, pues las circunstancias y las aptitudes personales varían. Por ejemplo, a un joven robusto tal vez le sea posible dedicar más horas a la predicación que a un publicador con las fuerzas mermadas por la edad. Igualmente, un soltero sin cargas familiares pudiera hacer más que el hermano que sí las tiene. Debemos estar muy agradecidos si las energías y circunstancias nos permiten hacer mucho en la obra, pero no debemos adoptar una actitud crítica ni compararnos con los demás (Romanos 14:10-12). Más bien, usemos nuestro poder para fortalecerlos.
21 Jehová nos ha dado el ejemplo perfecto de uso adecuado del poder, y queremos imitarlo lo mejor que nos permita la imperfección. Utilizaremos bien el poder si respetamos la dignidad de quienes se hallan de algún modo bajo nuestra autoridad. Además, hemos de servir con toda el alma en la obra salvadora de la predicación que él nos ha encomendado (Romanos 10:13, 14). Hay que recordar que el Altísimo está satisfecho siempre que nuestra alma —nuestra persona— le dé lo mejor que tiene. ¿No nos mueve el corazón a hacer cuanto nos sea posible en el servicio de un Dios tan comprensivo y amoroso? No existe forma mejor ni más importante de usar el poder.
[Nota]
En tiempos bíblicos, la palabra hebrea para “vara” se refería a un bastón o cayado como el que usaba el pastor para guiar a las ovejas (Salmo 23:4). De igual modo, “la vara” de la autoridad de los padres alude a su dirección amorosa y no a castigos severos o brutales.
Preguntas para meditar
Proverbios 3:9, 10 ¿Qué “cosas valiosas” poseemos, y cómo podemos utilizarlas para honrar a Jehová?
Eclesiastés 9:5-10 ¿Por qué deberíamos usar ahora nuestras fuerzas de un modo que agrade a Jehová?
Hechos 8:9-24 ¿Qué abuso de poder se expone en este pasaje, y cómo evitamos caer en tal pecado?
Hechos 20:29-38 ¿Qué pueden aprender de Pablo las personas que ocupan puestos de responsabilidad en la congregación?
[Preguntas del estudio]
 1. ¿En qué insidiosa trampa caen con facilidad las personas imperfectas?
 2, 3. a) ¿Qué tiene de extraordinario el uso que hace Jehová del poder? b) ¿Qué incluye el poder del hombre, y cómo debemos utilizarlo?
 4, 5. a) ¿Cuál es la clave para hacer buen uso del poder, y cómo lo indica el ejemplo de Dios? b) ¿Cómo nos ayudará el amor a dar buen uso al poder?
 6, 7. a) ¿Qué es el temor piadoso, y por qué nos ayuda esta cualidad a evitar el abuso del poder? b) Ilustre la relación que existe entre temer desagradar a Dios y amarlo.
 8. a) ¿Qué autoridad poseen los esposos en la familia, y cómo deben ejercerla? b) ¿Cómo demuestran que honran a su esposa?
 9. a) ¿Qué poder tiene la esposa en la familia? b) ¿Qué ayudará a la mujer a emplear sus dotes para apoyar a su esposo, y cuál será el resultado?
10. a) ¿Qué autoridad ha concedido Dios a los padres? b) ¿Qué significa “la disciplina”, y cómo debe administrarse? (Véase la nota.)
11. ¿Cómo dan buen uso al poder los hijos?
12, 13. a) ¿Cómo deben ver los ancianos la autoridad que poseen en la congregación? b) Ilustre por qué deben los superintendentes tratar con ternura al rebaño.
14. ¿Qué poder tiene la lengua?
15, 16. ¿De qué formas utilizamos la lengua para dar ánimo?
17. ¿Cuál es el modo más importante de utilizar la lengua para beneficio del prójimo, y por qué debemos participar en dicha actividad?
18. ¿Qué espera Jehová de nosotros?
19, 20. a) Dado que el alma abarca el corazón, la mente y las fuerzas, ¿por qué se mencionan estos por separado en Marcos 12:30? b) ¿Qué implica servir a Jehová con toda el alma?
21. ¿Cuál es la forma mejor y más importante de usar el poder?
[Ilustración de la página 104]
Anunciar las buenas nuevas es un modo magnífico de usar el poder
[Ilustración de la página 103]
Hombres y mujeres emplean bien el poder cuando tratan a su cónyuge con amor y respeto

No hay comentarios.: