viernes, 30 de junio de 2017
JESÙS , “Sin ilustración no les hablaba”
LOS discípulos que acompañan a Jesús en su ministerio gozan de un privilegio único: el de aprender directamente del Gran Maestro. Escuchan su voz mientras les revela el sentido de la Palabra de Dios y les explica verdades emocionantes. Todavía no ha llegado el momento de poner por escrito sus valiosos dichos, por lo que deben guardarlos en la mente y el corazón. Jesús, sin embargo, les facilita la tarea de recordarlos. ¿De qué manera? Mediante sus métodos de enseñanza, sobre todo por su magistral uso de las ilustraciones o ejemplos.
2 Es un hecho que las buenas ilustraciones no se olvidan fácilmente. Como dijo cierto escritor, tienen la capacidad de “transformar los oídos en ojos y permitir que los oyentes piensen utilizando imágenes mentales”. Puesto que solemos pensar mejor cuando nos formamos imágenes mentales, las ilustraciones nos permiten entender con más facilidad incluso las ideas abstractas. Además, hacen que las palabras cobren vida y nos enseñan lecciones que se quedan grabadas en la memoria.
3 No ha habido en la Tierra ningún maestro que empleara las ilustraciones con tanta destreza como Jesucristo. Todavía hoy se las recuerda con facilidad. ¿Por qué recurría a este método de enseñanza con tanta frecuencia? ¿Por qué era este tan eficaz? ¿Cómo podemos aprender a utilizarlo nosotros?
Por qué enseñaba con ilustraciones
4 La Biblia expone dos poderosas razones por las que Jesús enseñaba utilizando ejemplos. La primera es que así estaba cumpliendo una profecía. En Mateo 13:34, 35 leemos: “Habló Jesús a las muchedumbres por ilustraciones. En verdad, sin ilustración no les hablaba; para que se cumpliera lo que se habló por medio del profeta que dijo: ‘Abriré mi boca con ilustraciones’”. El profeta aquí mencionado es el compositor de Salmo 78:2, quien escribió bajo la acción del espíritu santo siglos antes del nacimiento de Jesús. Pensemos en lo que esto significa: con cientos de años de anticipación, Jehová determinó que el Mesías enseñaría con ilustraciones. Por lo tanto, no cabe duda de que nuestro Dios debe de valorar muchísimo esta técnica de enseñanza.
5 En segundo lugar, Jesús se valía de las ilustraciones para poner al descubierto a aquellos cuyos corazones estaban “indispuesto[s] a recibir” las verdades que él predicaba (Mateo 13:10-15; Isaías 6:9, 10). ¿Cómo lograba sacar a la luz los motivos de la gente? En algunos casos, la intención de Jesús al presentar una parábola era que los oyentes le pidieran una aclaración para poder entenderla mejor. Claro está, los humildes estaban dispuestos a preguntar, pero los orgullosos o indiferentes no (Mateo 13:36; Marcos 4:34). Así pues, las ilustraciones de Jesús revelaban la verdad a quienes tenían hambre de ella, a la vez que la ocultaban de los que tenían un corazón orgulloso.
6 Las ilustraciones de Jesús también eran útiles de otras maneras. Captaban la atención de la gente, creaban imágenes mentales fáciles de comprender y, como se mencionó al principio de este capítulo, ayudaban a los oyentes a recordar lo que habían escuchado. El Sermón del Monte, según aparece en Mateo 5:3–7:27, es un claro ejemplo de las muchas ilustraciones que Jesús utilizó. Se calcula que dicho sermón contiene más de cincuenta figuras retóricas. Si lo leemos en voz alta, tardamos unos veinte minutos, lo que implica leer una figura cada veinte segundos como promedio. No hay duda de que Jesús reconocía lo valioso que era pintar imágenes con palabras.
7 Como seguidores de Cristo, queremos imitar su modo de enseñar, incluido el uso de ilustraciones. Así como los condimentos hacen más sabrosas las comidas, las ilustraciones bien pensadas hacen más atractiva la enseñanza. Además, facilitan la comprensión de verdades importantes. Por tales razones, analicemos más de cerca algunos de los factores que contribuyeron a que las ilustraciones de Jesús fueran tan efectivas. Después veremos cómo poner en práctica este valioso método de enseñanza.
Comparaciones sencillas
8 Cuando Jesús enseñaba, se valía de comparaciones que, si bien eran sencillas y breves, pintaban vívidas imágenes mentales y transmitían con claridad importantes verdades espirituales. Por ejemplo, cuando exhortó a sus discípulos a no preocuparse por las necesidades diarias, señaló que “las aves del cielo” no siembran ni cosechan y “los lirios del campo” no hilan ni tejen, y que, sin embargo, Dios vela por todos ellos. La lección es clara: si Dios cuida de las aves y las flores, con cuánta más razón cuidará de los seres humanos que siguen “buscando primero el reino” (Mateo 6:26, 28-33).
9 Asimismo, Jesús con frecuencia empleó metáforas. Estas son comparaciones aún más impactantes, en las que se habla de una cosa como si fuera otra. Las metáforas de Jesús eran muy sencillas. Una vez dijo a los discípulos: “Ustedes son la luz del mundo”. El significado de esta imagen era muy claro, a saber, que con sus palabras y obras ellos podían hacer resplandecer la luz de la verdad espiritual y ayudar a otros a glorificar a Dios (Mateo 5:14-16). Veamos un par de ejemplos más: “Ustedes son la sal de la tierra”, y “Yo soy la vid y ustedes las ramas” (Mateo 5:13; Juan 15:5, La Palabra de Dios para Todos). Sin duda, estas figuras retóricas son de una sencillez impresionante.
10 ¿Cómo podemos nosotros usar ilustraciones al enseñar? No hace falta crear historias largas y complicadas; pensemos, más bien, en situaciones sencillas. Supongamos que estamos hablando de la resurrección y queremos ilustrar que para Jehová no es difícil levantar a los muertos. ¿Qué ejemplo nos viene a la cabeza? La Biblia asemeja el sueño a la muerte. Pudiéramos decir: “Dios puede resucitar a los muertos con la misma facilidad con que nosotros podemos despertar a alguien que está dormido” (Juan 11:11-14). O supongamos que queremos destacar el hecho de que los hijos necesitan amor y cariño para desarrollarse bien. ¿Qué comparación pudiéramos utilizar? La Biblia dice que los hijos son como “plantones [o nuevos retoños] de olivos” (Salmo 128:3). Pudiéramos decir: “Los hijos necesitan amor y cariño tal como las plantas necesitan sol y agua”. Cuanto más sencilla sea la comparación, más fácil de entender será.
Extraídas de la vida diaria
11 Jesús fue un maestro en el uso de ilustraciones relacionadas con el diario vivir. Muchas reflejaban costumbres que seguramente él observó mientras crecía en Galilea. Pensemos por un momento en sus años de infancia. ¿Cuántas veces habrá contemplado a su madre moler granos para obtener harina, añadir levadura a la masa, encender una lámpara o barrer la casa? (Mateo 13:33; 24:41; Lucas 15:8.) ¿Cuántas veces habrá visto a los pescadores echar las redes en el mar de Galilea? (Mateo 13:47.) ¿Cuántas veces habrá observado a los niños jugando en la plaza? (Mateo 11:16.) Jesús sin duda se fijó en otras cosas comunes que incorporó a sus muchas ilustraciones: la siembra de semillas, los alegres banquetes de bodas o los campos de cereales que maduraban al sol (Mateo 13:3-8; 25:1-12; Marcos 4:26-29).
12 Las ilustraciones de Jesús incluían detalles con los que la gente estaba muy familiarizada. Por ejemplo, la parábola del buen samaritano empieza diciendo: “Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó entre salteadores, que lo despojaron y también le descargaron golpes, [...] dejándolo medio muerto” (Lucas 10:30). Es significativo que Jesús situara esta narración en el camino que iba “de Jerusalén a Jericó”. Cuando relató esta parábola, se encontraba en Judea, no muy lejos de Jerusalén. Así que sus oyentes conocían muy bien aquella ruta y sabían lo peligrosa que era, en especial para alguien que viajara solo: atravesaba parajes solitarios y sus recovecos eran lugares propicios para los asaltos.
13 Jesús incluyó otros detalles familiares sobre dicho camino. Según la parábola, pasaron por allí primero un sacerdote y luego un levita, pero ninguno se detuvo a socorrer a la víctima (Lucas 10:31, 32). Los sacerdotes oficiaban en el templo de Jerusalén, y los levitas eran sus ayudantes. Cuando no servían en el templo, muchos de ellos residían en Jericó, a solo 23 kilómetros de Jerusalén. Por eso no era raro verlos viajar por ese camino. Observemos, además, que Jesús dijo que el viajero “bajaba” —no que subía— por el camino “de Jerusalén”, lo cual tenía sentido para su auditorio. Jerusalén estaba situada a mayor altitud que Jericó; de manera que Jesús tenía razón: el viajero proveniente “de Jerusalén” en realidad bajaba. Detalles como este indican que el Hijo de Dios tomaba en consideración a la gente que lo escuchaba.
14 Del mismo modo, nosotros debemos tomar en consideración a nuestro auditorio al elegir las ilustraciones. ¿Qué factores podríamos tomar en cuenta? Quizás su edad, sus antecedentes culturales o familiares, y su oficio o profesión. Por ejemplo, una ilustración que gire en torno a las labores agrícolas se entenderá mejor en una zona rural que en una gran ciudad. También podemos extraer buenas ilustraciones de la vida y actividades cotidianas de quienes nos escuchan, como por ejemplo la casa, los hijos, los pasatiempos o las comidas.
Extraídas de la creación
15 Muchas de las ilustraciones de Jesús revelan un gran conocimiento del mundo natural, como las que se refieren a las plantas, los animales y las fuerzas de la naturaleza (Mateo 16:2, 3; Lucas 12:24, 27). ¿Dónde aprendió tales cosas? Su infancia y juventud en Galilea de seguro le brindaron abundantes oportunidades de contemplar la creación. Pero más significativo aún es que él fue “el primogénito de toda la creación” y Jehová lo utilizó como el “obrero maestro” para que diera origen a todo cuanto existe (Colosenses 1:15, 16; Proverbios 8:30, 31). ¿Sorprende entonces que Jesús fuera un experto en la creación? Veamos cómo aplicó hábilmente sus conocimientos.
16 Recordemos que Jesús dijo que él era “el pastor excelente” y sus seguidores “las ovejas”. Las palabras de Jesús indican que conocía muy bien las cualidades de la oveja doméstica. Sabía que entre el pastor y sus ovejas existe un vínculo único. Había notado que estas confiadas criaturas se dejan conducir dócilmente y siguen con fidelidad a su pastor. ¿Y por qué lo siguen? “Porque conocen su voz”, explicó (Juan 10:2-4, 11). ¿En verdad conocen las ovejas la voz de su pastor?
17 George A. Smith relató su observación personal en el libro Geografía histórica de la Tierra Santa: “Algunas veces disfrutamos nuestro descanso de mediodía junto a uno de aquellos pozos judeos, a los que bajan tres o cuatro pastores con sus rebaños. Los rebaños se mezclan entre sí, y nos preguntábamos cómo cada pastor iba a reunir de nuevo al suyo. Pero después que [las ovejas] habían terminado de beber y de retozar, los pastores uno a uno se iban a diferentes sitios del valle, y cada uno llamaba con su peculiar llamada, y las ovejas de cada uno salían de la multitud y se iban con su propio pastor, y los rebaños se iban con tanto orden como habían venido”. En verdad, Jesús usó el ejemplo perfecto para enseñarnos que si reconocemos y obedecemos sus enseñanzas y seguimos su guía, estaremos bajo el cuidado del “pastor excelente”.
18 ¿Cómo podemos aprender a usar ilustraciones extraídas de la creación? Las características peculiares de los animales pueden servirnos de inspiración para hacer comparaciones sencillas pero efectivas. ¿Dónde hallamos información sobre las creaciones de Jehová? La Biblia constituye una rica fuente de conocimientos sobre una gran variedad de animales, y a veces se refiere a sus características en sentido metafórico. Por ejemplo, habla de ser veloz como la gacela o el leopardo, cauteloso como la serpiente e inocente como la paloma (1 Crónicas 12:8; Habacuc 1:8; Mateo 10:16). Otras fuentes útiles son las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, así como diversas publicaciones de los testigos de Jehová. Podemos aprender mucho observando cómo estas utilizan comparaciones sencillas basadas en las maravillosas e innumerables creaciones de Jehová.
Extraídas de ejemplos familiares
19 También podemos tomar ilustraciones eficaces de lo que sucede en la vida real. En cierta ocasión, Jesús se valió de un suceso reciente para rebatir la creencia falsa de que las tragedias son un castigo merecido. Dijo: “Aquellos dieciocho sobre quienes cayó la torre de Siloam, matándolos, ¿se imaginan ustedes que con eso se probó que fueran mayores deudores [pecadores] que todos los demás hombres que habitaban en Jerusalén?” (Lucas 13:4). Aquellas dieciocho almas no murieron porque hubieran pecado y hubieran caído en el desagrado divino, sino que su trágica muerte se debió al “tiempo y el suceso imprevisto” (Eclesiastés 9:11). Jesús, pues, refutó una enseñanza falsa aludiendo a un incidente que sus oyentes conocían bien.
20 ¿Cómo podemos usar ejemplos y experiencias de la vida real al enseñar? Supongamos que estamos hablando del cumplimiento de la profecía de Jesús sobre la señal de su presencia (Mateo 24:3-14). Podemos citar noticias recientes sobre guerras, hambrunas o terremotos para demostrar el cumplimiento de rasgos concretos de la señal. O imaginémonos que queremos utilizar una experiencia para ilustrar los cambios que implica ponerse la nueva personalidad (Efesios 4:20-24). ¿Dónde encontraremos una? Podemos pensar en los diversos antecedentes de nuestros hermanos en la fe o valernos de algún relato que haya aparecido en nuestras publicaciones.
21 Ciertamente, Jesús fue el Gran Maestro. Como hemos visto en esta sección, el centro de su vida era ‘enseñar y predicar las buenas nuevas’ (Mateo 4:23). Para nosotros, esa labor también es el centro de nuestra vida. Cuando nos esforzamos por ser maestros eficaces, recibimos grandes recompensas. Puesto que al enseñar a otros estamos dando de nosotros mismos, sentimos una gran felicidad (Hechos 20:35). Esta felicidad viene de saber que estamos impartiendo algo de valor auténtico y duradero: la verdad de Jehová. Y también nos sentimos felices al saber que estamos siguiendo el ejemplo de Jesús, el mejor Maestro que ha pisado la Tierra.
[Notas]
Al parecer, el Evangelio de Mateo fue el primer relato inspirado sobre la vida de Jesús en la Tierra, y se escribió unos ocho años después de su muerte.
Además, Jesús dijo que el sacerdote y el levita bajaban “de Jerusalén”, es decir, volvían del templo. Así que nadie podría justificar su indiferencia hacia el hombre que parecía estar muerto diciendo que pasaron de largo porque no querían tocar un cadáver y quedar temporalmente inhabilitados para servir en el templo (Levítico 21:1; Números 19:16).
Hallará una lista más amplia del uso figurado que la Biblia hace de las características de los animales en Perspicacia para comprender las Escrituras, vol. 1, págs. 318, 319, editado por los testigos de Jehová.
[Preguntas del estudio]
1-3. a) ¿De qué privilegio único gozaban los discípulos que acompañaban a Jesús, y cómo les facilitó él la tarea de recordar sus enseñanzas? b) ¿Por qué son fáciles de recordar las buenas ilustraciones?
4, 5. ¿Con qué propósito empleaba Jesús las ilustraciones?
6. ¿Por qué eran tan útiles las ilustraciones de Jesús?
7. ¿Por qué debemos imitar a Jesús en el uso de ilustraciones?
8, 9. ¿Cuáles son algunos ejemplos de las comparaciones que Jesús empleaba, y por qué eran tan efectivas?
10. Dé ejemplos de cómo podemos enseñar mediante ilustraciones.
11. ¿Cómo reflejaban las ilustraciones de Jesús cosas que sin duda observó mientras crecía en Galilea?
12, 13. ¿Por qué es significativo que Jesús situara la parábola del buen samaritano en el camino que iba “de Jerusalén a Jericó”?
14. ¿Cómo podemos tomar en consideración a quienes nos escuchan cuando usemos ilustraciones?
15. ¿Por qué no sorprende que Jesús fuera un experto en la creación?
16, 17. a) ¿Qué indica que Jesús conocía muy bien las cualidades de las ovejas? b) ¿Qué ejemplo muestra que las ovejas realmente conocen la voz de su pastor?
18. ¿Dónde podemos hallar información sobre las creaciones de Jehová?
19, 20. a) ¿Cómo utilizó Jesús un suceso reciente para rebatir una creencia falsa? b) ¿Cómo podemos usar nosotros ejemplos y experiencias de la vida real al enseñar?
21. ¿Qué recompensas recibimos por ser maestros eficaces de la Palabra de Dios?
[Recuadro de la página 127]
¿Cómo podemos seguir a Jesús?
● ¿Qué elementos de la creación utilizó Jesús en sus ilustraciones, y cómo podemos nosotros usar ejemplos parecidos? (Mateo 13:24-32.)
● ¿Cómo se valió Jesús de una ilustración sencilla para transmitir una valiosa lección, y qué aprendemos de este ejemplo? (Mateo 18:12-14.)
● ¿En qué experiencias del diario vivir basó Jesús sus ilustraciones, y cómo podemos imitarlo? (Lucas 11:5-8; 12:6.)
[Ilustraciones de la página 123]
¿Cómo utilizó Jesús las aves y las flores para ilustrar el hecho de que Dios cuida de nosotros?
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