Este tema vamos a abarcarlo de modo que pueda servir para dar respuesta tanto a trinitarios como a modalistas o cualquier otra creencia desviada de la palabra de Dios.
Así que, tenemos que JESUCRISTO ha
ejercido gran influencia religiosa en la humanidad. Esto se debe a que millones
aseguran que son sus seguidores. Sin embargo, no todos ven en él lo mismo.
Para algunos que dicen que aceptan las enseñanzas de Jesús él es el Hijo
de Dios; no ven en él al Creador mismo. Otros creen en la “divinidad de
Cristo” y opinan que él en realidad es Dios. Sostienen que Jesús
siempre ha existido y que, cuando estuvo aquí en la Tierra, fue más que un ser humano. ¿Tienen razón esas personas? ¿Qué dicen las
Escrituras?
En primer lugar,
tenemos a quienes que consideran a Jesús como un recipiente de carne en el que
Dios hizo acto de presencia entre los humanos, eso se llama MODALISMO una
especie de creencia anti bíblica donde Dios usa una serie de disfraces para “manifestarse”
a la humanidad.
Por otro lado
tenemos a los que creen que “DIOS” es el nombre de Un equipo de seres divinos
que trabajan en conjunto para ayudar o condenar a la humanidad, entre los tres forma
UN DIOS, ellos son Dioses, pero sumados no son tres dioses sino que son solo un Dios, o más
o menos eso , se le llama Trinitarismo.
Jesús dio testimonio de que había tenido una existencia previa, en el cielo.
Dijo: “Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el
Hijo del hombre”. (Juan 3:13.) Jesús también declaró: “Yo soy el pan vivo que
bajó del cielo; si alguien come de este pan vivirá para siempre; y, de hecho,
el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo”. (Juan 6:51.)
El hecho de la existencia de Jesús antes de su venida a la Tierra se
hace patente por estas palabras suyas: “Antes que Abrahán llegara a
existir, yo he sido”. (Juan 8:58.)
El apóstol Juan
escribió: “En el principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la
Palabra era un dios. Todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin
él ni siquiera una cosa vino a existir. [...] De modo que la Palabra vino
a ser carne y residió entre nosotros, y tuvimos una vista de su gloria, gloria
como la que pertenece a un hijo unigénito de parte de un padre; y estaba lleno
de bondad inmerecida y verdad”. (Juan 1:1, 3, 14.) Sí, “la Palabra vino a
ser carne” en la forma del hombre Jesucristo, en cambio Dios no es Hombre, Dios es ESPÍRITU(Nu 23 : 19; Jn 4 : 24 ).
Las Escrituras muestran con claridad que Jesús fue totalmente humano
desde su nacimiento hasta su muerte. Juan no dijo que la Palabra o el Verbo
sencillamente se vistieron de carne. Él “vino a ser carne”, y no fue en parte
carne y en parte Dios. Si Jesús hubiera sido humano y divino a la vez, entonces
no se pudiera haber dicho que se le había “hecho un poco inferior a los
ángeles”. (Hebreos 2:9; Salmo 8:4, 5.)
Si mientras estuvo en la Tierra Jesús hubiera sido tanto Dios como hombre,
¿por qué oró en varias ocasiones a Jehová? Pablo escribió: “En los días de su
carne Cristo ofreció ruegos y también peticiones a Aquel que podía salvarlo de
la muerte, con fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su
temor piadoso”. (Hebreos 5:7.)
Solo por ser
enteramente humano pudo haber experimentado Jesús lo que hombres imperfectos
experimentan y de esa manera haber llegado a ser un sumo sacerdote compasivo.
Pablo escribió: “Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda
condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo
sentido igual que nosotros, pero sin pecado”. (Hebreos 4:15.)
Los que afirman
que Jesús fue un Dios-hombre se valen de diferentes textos bíblicos en un
esfuerzo por probar que Jesús es parte de la Trinidad en que cree la
cristiandad, igual a Dios en esencia, poder, gloria y duración. Pero cuando
examinamos cuidadosamente esos textos descubrimos que los apoyadores de la
“divinidad de Cristo” leen en estos versículos más de lo que estos realmente
dicen.
En su existencia
pre humana, en realidad Jesús fue un asociado íntimo de Dios, un Obrero Maestro
que trabajó con él y fue Portavoz de él. (Génesis 1:26; 11:7; Proverbios
8:30, 31; Juan 1:3.)
Como humano, Jesús se bautizó en símbolo de que se presentaba ante su
Padre celestial. En aquella ocasión “los cielos se abrieron”, y el espíritu de
Dios descendió; vino sobre Jesús como una paloma. Además, “desde los cielos” se
oyó que la voz de Jehová dijo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”.
(Mateo 3:13-17.)
Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando mandó a sus seguidores a
bautizar discípulos “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”?
(Mateo 28:19, 20.) Jesús no quiso decir, ni dijo, que él, su Padre y el
espíritu santo fueran coiguales. Más bien, los que se bautizan reconocen a
Jehová como el Dador de Vida y Dios Todopoderoso, a quien dedican la vida.
Aceptan a Jesús como el Mesías y aquel mediante quien Dios suministró un
rescate para la humanidad creyente. Además, reconocen que el espíritu santo es
la fuerza activa de Dios, a la cual deben someterse. No obstante, los que se
van a bautizar no deben considerar a Jehová, Jesús y el espíritu santo como una
deidad trinitaria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario